Presidente del BCN presentó el "Estado de la Economía y Perspectivas a marzo 2021"

24/03/2021


Buenos días a todos, me place estar ante ustedes esta mañana, presentado el Informe de Estado de la Economía y sus Perspectivas a Marzo 2021. Este informe sintetiza el desempeño económico del país durante 2020 y el inicio de 2021.

Durante 2020, la evolución de la economía nicaragüense, al igual que de la economía mundial y de la región de Centroamérica y República Dominicana, se vio afectada por la pandemia del COVID-19. Adicionalmente, Nicaragua se vio afectada negativamente por los efectos de los huracanes Eta e Iota. No obstante, hasta octubre de 2020 Nicaragua registraba uno de los menores impactos de la pandemia en la región, en términos de afectación a la producción y el comercio.

En este contexto, las autoridades económicas implementaron una serie de acciones coordinadas a fin de preservar la estabilidad macroeconómica y financiera del país y atender las necesidades inmediatas de la crisis sanitaria y de los eventos climáticos. Por el lado de la política fiscal, se destinaron recursos para atender el mayor gasto en salud y en atención a los desastres naturales. Se mantuvieron programas sociales y de inversión pública, a la vez que se salvaguardó la estabilidad laboral de los empleos públicos. Lo anterior se realizó mediante una activa gestión de financiamiento externo e interno. Por su parte, el BCN adoptó medidas para apoyar la recuperación de la economía, favoreciendo la liquidez y el flujo de crédito mediante la reducción de tasas de interés, la flexibilización condicionada de la política de encaje legal y la reducción de la tasa de deslizamiento cambiario del córdoba con respecto al dólar del 3 al 2 por ciento, entre otras medidas.

El Producto Interno Bruto (PIB) de 2020 registró una contracción de 2 por ciento (-3.7% en 2019), con un comportamiento heterogéneo y desigual entre sectores. Durante el primer trimestre de 2020, se mantuvo la trayectoria de estabilización y recuperación que se venía observando desde mediados de 2019, mostrando un crecimiento positivo. Sin embargo, a partir del segundo trimestre, el impacto del COVID-19 revirtió la tendencia, principalmente en las actividades relacionadas con el sector de servicios y turismo. En línea con un mejor desempeño de la actividad económica mundial, en la segunda mitad de 2020 se empezó a observar una estabilización en la mayoría de las variables macroeconómicas. Hacia los meses de noviembre y diciembre, los huracanes Eta e Iota afectaron las exportaciones y actividades agrícolas y de la pesca y ocasionaron severos daños y pérdidas entre la población afectada.

La recuperación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año, también se reflejó en el mercado laboral. Según la Encuesta Continua de Hogares (ECH), la tasa global de participación laboral se redujo a 66.5 por ciento en el segundo trimestre, resultando en una reducción estimada de 211,222 ocupados respecto al IV trimestre de 2019, para luego recuperarse en el tercero y cuarto trimestre (a 70.5%), resultando en un aumento estimado de 218,456 ocupados con respecto del segundo trimestre de 2020, alcanzando niveles similares a los observados a inicios de año. Igual comportamiento registró la tasa de desempleo abierto, la cual pasó de 4.8 por ciento en el primer trimestre a 5.4 por ciento en el segundo trimestre, no obstante, finalizó el cuarto trimestre en 4.8 por ciento, registrando una reducción de 0.1 puntos porcentuales con relación al cuarto trimestre de 2019. Por otra parte, la afiliación al INSS aumentó entre agosto 2020 y febrero 2021 en 51,921 asegurados, luego de 5 meses consecutivos de desafiliación neta. En enero-febrero de 2021, la afiliación creció en 22,191 nuevos asegurados.

La reducción de la demanda mundial e interna ocasionó presiones a la baja en los precios domésticos de los alimentos. Los menores precios del petróleo y de la inflación internacional, así como una menor presión de costos por el efecto rezagado de la reducción del deslizamiento cambiario del 5 al 3 por ciento en octubre de 2019, propiciaron una reducción en la inflación, ubicándose en 2.93 por ciento al cierre de 2020 (6.13% en 2019). En febrero de 2021, la inflación interanual fue de 3.77 por ciento (6.41% en febrero de 2020) y, en términos de contribución, los mayores impulsos provinieron de las divisiones de alimentos y bebidas no alcohólicas, bienes y servicios diversos, bebidas alcohólicas y tabaco, educación y salud (las que sumaron 3.11 p.p.). Los mayores niveles de inflación interanual se observaron en bebidas alcohólicas y tabaco, alimentos y bebidas no alcohólicas y salud. La inflación subyacente fue de 3.24 por ciento interanual (6.52% en febrero de 2020).

Por su parte, las finanzas públicas mostraron un manejo prudente, en un contexto de menor recaudación y mayores presiones de gasto, principalmente de salud para hacer frente a la pandemia y gasto de emergencia para atender los damnificados de los huracanes Eta e Iota. Así, en 2020, el Sector Público No Financiero (SPNF) registró un déficit de 10,774.6 millones de córdobas (2.5% del PIB), el cual se financió con mayores desembolsos de préstamos externos y colocaciones de Bonos de la República de Nicaragua (BRN). La deuda pública se mantuvo en niveles sostenibles, al ubicarse en 64.8 por ciento del PIB al cierre de 2020, aunque ha crecido en términos del PIB, tanto por el menor nivel del PIB, así como por el aumento de desembolsos de préstamos concesionales de acreedores multilaterales y bilaterales.

En el sector externo se ha observado un desempeño mixto. La mejora en los términos de intercambio (16% en 2020), la estabilidad en la demanda de las exportaciones de mercancías y el crecimiento de las remesas (10% en 2020 y 12.1% en enero 2021) favorecieron un mayor superávit de la cuenta corriente de la balanza de pagos (US$957.8 millones en 2020, equivalente a 7.6% del PIB). Las exportaciones de mercancías crecieron 5.8 por ciento interanual en 2020, mientras que las importaciones de mercancías FOB tuvieron un crecimiento moderado (1.4%), reflejando principalmente menores precios en la factura petrolera. Por su parte, el impacto de la pandemia se reflejó directamente en variables como el turismo (-61.5%), los flujos de IED (-63.8%) y las exportaciones de zona franca (- 14.7%).

Las variables monetarias continúan presentando un desempeño positivo, generando espacio para apoyar la recuperación. A febrero de 2021, todos los agregados monetarios reflejan tasas de crecimiento interanual positivas, el mercado cambiario permanece estable y el BCN continúa favoreciendo un manejo activo de la liquidez del sistema financiero. Adicionalmente, para propiciar condiciones más laxas para la intermediación financiera, el BCN ha continuado con su política de reducción de tasas de interés. A febrero, las Reservas Internacionales Brutas (RIB) del BCN alcanzaron un saldo de 3,276.7 millones de dólares (US$64.8 millones más que en diciembre de 2020), lo que representa una cobertura de 2.93 veces la base monetaria y 8.25 meses de importaciones. En 2020, las RIB aumentaron 814.5 millones de dólares. En términos de las reservas internacionales consolidadas (las que incluyen las RIB del BCN y las del sistema financiero), al cierre de febrero se situaron en 3,893.8 millones de dólares, lo que representó un aumento de 119.9 millones con respecto al cierre de 2020 (US$3,773.9 millones) y de 767.6 millones con respecto al cierre de 2019 (US$3,126.2 millones).

Por su parte, la intermediación financiera ha continuado su proceso de estabilización en línea con las acciones de las autoridades económicas para salvaguardar la estabilidad financiera. Así, la actividad financiera a febrero reflejó un aumento de dos dígitos en los depósitos (14.4%) y menores tasas de reducción del crédito bancario (-3.5% interanual, la menos negativa desde noviembre de 2018), manteniéndose una elevada liquidez. Los depósitos crecieron como resultado de la incertidumbre que condujo a un menor gasto agregado, lo que conllevó a un aumento del ahorro precautorio de los hogares y las empresas. Las disponibilidades del sector bancario representaron el 40.4 por ciento de las obligaciones, la cartera vencida y en cobro judicial representó el 3.8 por ciento de la cartera bruta y a enero la adecuación de capital se ubicó en 21.8 por ciento (superior al 10% requerido). El crédito otorgado por las microfinancieras presentó una recuperación a partir del tercer trimestre del año, reflejando una tasa de variación positiva de 2.4 por ciento en 2020 con respecto a 2019, así como una reducción en la mora.

Para 2021 se estiman resultados positivos en las principales variables macroeconómicas, considerando la trayectoria de recuperación observada al cierre de 2020 y un extorno externo favorable, caracterizado por la reactivación económica mundial, aunque persiste aún la incertidumbre y riesgos de que un rebrote del COVID-19, y sus variantes, vuelva a motivar la adopción de nuevos confinamientos que frenen la recuperación, o al menos la limiten. Así, se proyecta que la economía nicaragüense, después de tres años de tasas negativas de crecimiento, retorne a la senda de crecimiento positivo con una tasa de crecimiento de entre 2.5 y 3.5 por ciento. Este desempeño favorable también se vería reflejado en una recuperación en el mercado laboral. Así mismo, el proceso de reactivación económica se vería impulsado por el importante incremento en el Programa de Inversión Pública, producto de la reconstrucción de infraestructura dañada por los huracanes Eta e Iota, lo que no obstante incidirá en el aumento del déficit del sector público no financiero.

Por otra parte, se proyecta una tasa de inflación en un rango de entre 3.5 a 4.5 por ciento, lo que reflejaría un incremento respecto a 2020, debido principalmente al crecimiento en los precios internacionales de los combustibles y el aumento de precios de las principales economías, los que se están ajustando por la mayor demanda y por el aumento de costos originado por la reasignación de la producción y el comercio que sucedió después de la pandemia. El alza de los precios del combustible podría ocasionar un efecto ingreso negativo importante, constituyéndose en un riesgo que podría ralentizar la recuperación económica. El déficit del sector público no financiero será moderado, aunque incrementándose con respecto a 2020, lo que está principalmente asociado al mayor gasto en salud y reconstrucción financiado con recursos externos recibidos a finales de 2020. Así el déficit del Sector Público No Financiero se proyecta finalice 2021 en 6.2 por ciento del PIB (2.5% en 2020). Con relación a la deuda pública se espera un crecimiento moderado en términos del indicador de deuda a PIB, producto de los mayores desembolsos externos para financiar el programa de inversión pública.

Las variables del sector externo continuarán con su dinamismo, incentivadas por el mayor crecimiento de las economías de los principales socios comerciales del país. Así, se estima que el superávit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se reduzca por mayores importaciones de mercancías asociadas con la recuperación de la economía y la mayor factura petrolera.

Finalmente, se espera que continúe el desempeño positivo de las variables monetarias y financieras, destacando la reactivación del crédito a los sectores productivos. Para 2021 se proyectan niveles de reservas internacionales brutas superiores a los 3,200 millones de dólares, equivalente aproximadamente a 2.5 veces la base monetaria. La política monetaria del BCN hará énfasis en la intermediación financiera y la recuperación del crédito bancario. Aunque, no se esperan rebajas adicionales en la TRM, la que más bien reaccionaría en correspondencia a los movimientos de las tasas de interés internacionales y de las condiciones monetarias internas.

Les agradezco su atención.

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